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El sur de Europa se enfrenta a otra ola de calor extremo (1).
Y no será la última.
Cada verano, las altas temperaturas son más habituales y más peligrosas. Para los trabajadores en el campo, en la carretera o en ambientes interiores calurosos, los riesgos aumentan rápidamente.
A menudo pensamos que el estrés térmico es un problema físico.
Pero lo cierto es que también afecta al cerebro.
¿Qué es el estrés térmico?
El estrés térmico se produce cuando el cuerpo se esfuerza por enfriarse.
Cuando hace demasiado calor, el corazón trabaja más. Suda más. Pierde líquidos.
Puede sentirse cansado, mareado o irritable.
Pero la cosa no queda ahí.
El calor también afecta a la forma de pensar.
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Cómo influye el calor en el cerebro y el comportamiento
En un estudio realizado durante una ola de calor, los estudiantes que dormían en habitaciones sin aire acondicionado obtuvieron resultados un 10% peores en las pruebas cerebrales que los que dormían en habitaciones más frescas (2).
Su tiempo de reacción se ralentizó. Cometían más errores.
En el trabajo se producen descensos de rendimiento similares, incluso cuando la temperatura es ligeramente superior a 24 °C (3).
El calor puede:
- Disminuir su concentración
- Afectar su memoria
- Aumentar la frustración
- Reducir el nivel de concientización
- Conducir a una mala toma de decisiones
No se trata de problemas menores, sobre todo cuando se maneja maquinaria, se conduce, se levanta peso o se trabaja en ambientes peligrosos.
El riesgo para la seguridad: pequeños errores en condiciones de calor
Cuando siente calor y está cansado, su cerebro entra en modo supervivencia.
Es entonces cuando se producen los errores.
Se le olvidan los pasos.
Reacciona con demasiada lentitud.
Se le escapan las señales de alarma.
Y eso puede provocar incidentes, lesiones... o algo peor.
¿Qué podemos hacer? Empezar por ser conscientes de nosotros mismos.
No siempre puede controlar la temperatura.
Pero puede controlar su respuesta.
Consejo 1: Evalúe su Estado
Tómese un momento durante el día para preguntarse:
- ¿Estoy alerta o confuso?
- ¿Concentrado o distraído?
- ¿En calma o irritado?
Ser sincero sobre cómo se siente lo ayuda a detectar la fatiga a tiempo.
Consejo 2: Autodisparador
Si detecta signos de estrés térmico, actúe.
No espere a que empeore.
✅ Beba agua
✅ Tómese un breve descanso
✅ Busque la sombra o el aire fresco
✅ Lávese la cara
✅ Restablezca la concentración
Estas pequeñas acciones evitan problemas mayores más adelante.
Consejo 3: Observe a los demás
A veces, es más fácil ver las señales en otra persona que en uno mismo.
Preste atención a los compañeros de equipo que:
- Parecen confusos o tardan en responder
- Dejan de hablar o de moverse tanto
- Se ven con el rostro rojo, pálido o tembloroso
Si algo no parece estar bien, coméntalo.
Qué pueden hacer los responsables de HSE
Como responsable de HSE, su función es proteger a las personas, especialmente cuando los riesgos no son evidentes.
He aquí cómo puede ayudar:
- Fomente la hidratación temprana y frecuente
- Incluya pausas para refrescarse en el programa
- Recuerde a los equipos que evalúen su estado
- Hable sobre las primeras señales de fatiga
- Normalice la toma de la palabra antes de que se produzca un error
- Refuerce los hábitos diarios de seguridad con formación y herramientas
Los hábitos son la clave.
No basta con repartir agua y esperar lo mejor. Tenemos que ayudar a la gente a desarrollar reflejos que la mantengan a salvo, sean cuales sean las condiciones.
Reflexiones finales
El estrés por calor es más que físico.
Es mental. Es comportamental. Y se puede prevenir.
Cuando ayudamos a las personas a reconocer cómo se sienten, a actuar pronto y a apoyarse mutuamente, reducimos el riesgo antes de que se convierta en crisis.
Este verano, no se limite a consultar el tiempo.
Conúltelo en usted mismo. Y con su equipo.
Manténgase en alerta.
Manténgase hidratado.
Manténgase seguro.